Lunes, 3 de Marzo

He comenzado el Lunes algo agotada, tal vez aún no me he acostumbrado al ritmo laboral y de estrés que se vive en la guarde. Aunque las ganas siguen presentes.

Hoy nada más comenzar mi jornada hemos elaborado una ficha: pintar un pollito con pintura de dedo amarilla, dando la instrucción de que debían intentar no salirse del espacio que delimitaba el pollito.

Se me hace muy especial y ameno el momento en el que ponemos la radio, y bailamos y cantamos canciones protagonizadas por los canta-juegos. Parece que mi mente es nula para aprender canciones infantiles, y también he comprobado que aunque muchas de las canciones me las cantaba mi madre cuando era pequeña en numerosas ocasiones, no soy capaz de acordarme de ellas correctamente.

Siguiendo el tema musical, he corroborado lo mucho que a estos niñ@s les chifla tocar instrumentos. La clase cuenta con un piano y xilófono de juguete, los cuales me han hecho crear un rato muy divertido y sorprendente para mí y ellos.

Además, de hacerme partícipe medianamente de la clase de inglés, he tenido el placer de conocer a la psicopedagoga que trabaja en el centro. Ésta asiste una vez por semana, y va dedicando cierto tiempo a incluirse en todas y cada una de las aulas, para observar la evolución y las conductas de los niñ@s cuyos/as padres y madres hayan contratado este servicio. Mantuve una charla un poco fría (por la otra parte) con la psicopedagoga, a pesar de haberle informado que estoy estudiando el grado de pedagogía (supuestamente eso debería de haber hecho que ella enlazara un poco más de confianza y predisposición a la hora de hablarme y contarme los casos) secamente me contesto en tipo telegrama las preguntas que yo le iba formulando (las preguntas era sencillas y sin indagar en algo que le resultada comprometido). En definitiva, que no he tenido buena impresión con ella a medida que he íbamos hablando. Espero que esto cambie, puesto que a mi lo que más me puede interesar es ese ámbito.

La hora del comedor, supone un tiempo de aprendizaje constante para todos y cada uno de estos niñ@s. Hoy ha sido bastante satisfactorio, puesto que, María, junto con mi ayuda y bendita paciencia, hemos logrado que L. y N. comieran, sin los comunes altercados que suelen ser una rutina en ellas. 

Empiezo a desarrollar esa característica de mi personalidad que a veces me aporta conocimientos profundos, o bien por el contrario, complicaciones innecesarias: analizar todas y cada una de las conductas y actuaciones, en este caso de los peques; preguntándome en mi interior el porqué de las cosas ¿?¿?
Dicho esto, he observado en el patio que muchos niñAs tienden a proteger a los más peques cuando las edades se van mezclando, es enternecedor. 


Nada más que añadir.