Primer contacto. Semana del 24 al 27 de Febrero.

Hablamos de la Escuela Infantil "la Cigüeña"



La llegada a la guardería el Lunes 24 supuso la presentación de todo el equipo de profesoras, así como de las instalaciones al completo. De manera general e instructiva, Rocío, la encargada de coordinar las prácticas que se van realizando en el centro, nos fue contando las rutinas diarias de las que partía el centro, así como las normas que debíamos tener presentes todo el tiempo:
  •          Llevar el pelo recogido, nada de “piercings” e ir en ropa cómoda.
  •     Utilizar unos suecos cuya utilización única sea para trabajar en el centro (Todas mis compañeras y yo nos lo compramos, y lo dejamos guardados en una taquilla que nos han asignado) 
En lo que se refiere al trato con los niños/as:
  •      No gritar de forma ofensiva, y por supuesto no puede darse en ningún caso ningún gesto que se considere agresión física; esto conllevaría la expulsión inmediata.
Bien, dada estas normas generales del centro, nos propuso la asignación individual de una clase, de esta forma podríamos adquirir una rutina y un mejor conocimiento de un grupo de niños/as concreto.

Mi clase es la de color azul, pertenece a niños y niñas entre 2 años y medio- 3 años. La Seño se llama María, personalmente es encantadora. Una vez me presenté a los niños/as, María me estuvo informando durante toda la mañana de la rutina diaria de clase:
En primer lugar, se realiza una asamblea que consiste en un repaso general de los días de la semana, los números, algunas letras, los colores… Seguidamente se pasa a la realización de unas fichas para trabajar ciertos aspectos cognitivos. Las fichas que he trabajado con los peques esta semana han consistido en trabajar la perspectiva de delante-detrás, el tamaño (grande-pequeño) y el trazado de círculos y cruces. Las fichas pertenecen a un libro personal de cada niño o niña, aunque las mesas en el aula hacen que la clase se divida en  tres grupos, para fomentar el propio trabajo en equipo.
Acabadas las fichas por todos los peques, pasamos al desayuno. Se reparten galletas y batido de chocolate, o bien si el niño/a trae su propio desayuno de casa se le da éste. Una vez acabado el desayuno se da paso a un tiempo libre, en el que se alterna actividades psicomotrices (como bailar), lectura de cuento, o repartición de puzles.
Al ser un centro bilingüe, estos niños/as reciben diariamente una pequeña clase de inglés, impartida por Fran, llamado por todos en el centro como “teacher”. Posterior a esta clase, salimos al patio a jugar, es una forma de hacer tiempo para cuando llega la hora del comedor. Una vez han comido, vuelven al patio mientras las profesoras vamos aseándolos (quitándoles el baby, limpiándoles las manitas y la cara, preparando las mochilas, las agendas y/o cambiándoles de pañal a aquellos que aún lo llevan), hacen tiempo en el patio hasta que sus papás, abuelas, tíos… vienen a recogerlos para irse a casa.

Esta rutina la hemos ido consolidando durante esta semana, añadiendo el especial de la celebración del Día de Andalucía, donde el desayuno fue el típico pan con aceite y azúcar, además de realizar una manualidad propia que consistió en un abanico de color verde, donde utilizamos pintura blanca y trozitos de papel rojo que formaban parte de una flor dibujada en el mismo. También, en la salida al patio cantamos numerosas veces e himno de Andalucía, acompañada de la repartición de globos verdes y blancos a cada niño/a.

Sin embargo, el jueves, día 27 al ser un día festivo, asistieron la mitad de los niños/as que forman parte del centro, por lo que Rocío nos propuso conocer la dinámica de otro aula distinta a la que tenemos asignada, para así experimentar la rutina de niños/as de otras edades.
Yo elegí escoger a peques de un año menor, es decir, sus edades comprenden entre 1 año y medio- 2 años. La profesora tutora de la clase amarilla, se llama Mila y es pedagoga. Me iba explicando conforme iba pasando el día las actividades que ella realizaba, enseñándome numerosos trucos y consejos inclinados desde una visión pedagógica. Me otorgó la suficiente confianza de dejarme el manejo casi completo de toda la clase, y me permitió hacer las actividades que yo iba proponiendo. Les puse música e hicimos ejercicios para trabajar la psicomotricidad y las partes del cuerpo, y el resto de juegos los centré en el valor de compartir, ya que Mila me había estado comentando la importancia de fomentar este valor, puesto que muchos de los niños/as lo no tienen aún interiorizado.

En resumen, la semana se ha basado en la observación y acomodación de nuestra presencia dentro de las aulas y del centro en general, así como el conocimiento de la rutina seguida.

La ilusión es algo que ha persistido en los cuatro días que he ido al centro y espero que siga siendo así. Aunque los dos primeros días al llegar a casa, me invadió una gran preocupación, pensando que mi futuro como pedagoga, y los estudios que he estado adquiriendo estos dos años y medio no tenían ninguna utilidad en este centro. Me he ido agarrando a la idea de que los prejuicios y apariencias, por así decirlo, en la mayoría de ocasiones no se cumplen, y que la confianza se gana poco a poco, la cual pienso que me permitirá desarrollar actividades y ejercicios más específicos en un sentido pedagógico. Tanto es así, que a partir del tercer día mi sensación ha sido como si llevara muchísimo tiempo dentro del centro, he adquirido más autonomía y sobre todo seguridad y confianza en mí misma, en lo que puedo llegar a hacer y ser capaz de participar de algún modo en un desarrollo positivo de todos los niños/as.
Si se me permite, apuntar que sin acepciones todos los peques son adorables, me resultan unos muñecos/as entrañables, a los cuales les estoy cogiendo bastante cariño, y es una sensación bastante bonita, el sentirte capaz de protegerlos y cuidarlos.

Hace ya un año y medio, participé en un voluntariado en el CEIP. Andalucía, colegio perteneciente a la zona de las tres mil viviendas en Sevilla. Recuerdo que estuve ejerciendo de profesora con niños/as de tres y cinco años. Con esto quiero mostrar una pequeña reflexión interior que he tenido, respecto a la gran DIFERENCIA sobre unos niños/as a otros, influyendo gravemente el contexto geográfico, así como el nivel socioeconómico y cultural del que carecían los peques con los que estuve en ese centro. La diferencia es abismal, en cuanto a los problemas que he podido encontrarme en el aula, en el lenguaje, la manera de comportarse, el aseo…

Volviendo a la guardería, ha sido notable el respeto que me muestran los niños/as referido a mi rol de “Seño”. Además, he notado que Fran y Mila están muy contentos con mi manera de actuar y de hacer las cosas, ya que me lo han transmitido, y ello hace que me sienta orgullosa de mi misma. Sí que es cierto que aún falta soltura por mi parte, a veces me da vergüenza hacer ciertas cosas que sí haría si estuviera sola, pero supongo que esto irá cambiando ya que una oportunidad como esta no se puede desaprovechar.